viernes, 13 de junio de 2008

El inglés y el malespín en el lenguaje pandillero

Róger Matus Lazo

Cuando publiqué El lenguaje del pandillero en Nicaragua (1997), don Pablo Antonio Cuadra (1912-2002) dijo en la presentación del libro que ese lenguaje nos estaba recordando “una situación nueva en los sótanos de Nicaragua”. Y lejos de rechazar el estudio de ese lenguaje abyecto, creado para vivir en la noche, con sus palabras como garras para asestar el golpe, subrayó la necesidad de enfrentar esa pústula: “Tenemos que conocernos”. Y para empezar —nos recuerda— estudiemos su lengua, pues “entre las creaciones de un pueblo que revelan los valores de su identidad, la que más profundamente ilumina el ser es su hablar”. Y agrega:

El pandillero de hoy es un fenómeno juvenil mayoritariamente y responde a causas distintas. Es el saldo de pecados históricos distintos. Es el mundo joven machacado por el egoísmo, por la tiranía, por la frustración. Mundo que debe inquietarnos profundamente porque es un alerta dramático de lo que puede ser la Nicaragua futura si perdemos la ética en la política y la caridad y la justicia en nuestra vida comunitaria.

Como lengua especial, el argot de los pandilleros en Nicaragua se entrecruza constantemente con las otras hablas, siempre diferenciadas de los distintos niveles y de las distintas edades. Se trata de una lengua en formación que se enriquece al contacto con otras de su misma especie, gracias a ese oscuro mundo de la droga y la delincuencia y el indetenible intercambio de procedimientos y técnicas de circulación por aduanas y fronteras, y otros factores no menos importantes. Por eso no es extraño encontrar influencias de mexicanismos, venezolanismos y argentinismos de origen hamponil.

El lenguaje hamponil de México, Venezuela y Argentina

De México, por el prestigio de su revolución, la expansión de su cine y de su cancionero, su atracción turística y su artesanía nos llega su influencia y con ella sus palabras. Los hampones mexicanos emplean rajarse, cuando se quiere huir de un peligro o evadir un compromiso; y nuestros estudiantes han puesto en boga la palabra en las ciudades y pueblos de Nicaragua. Los pandilleros han tomado también de la sirigonza mexicana pintarse, sinónimo de rajarse, bote (cárcel), chota (patrulla policial), achote (oro), chamba (trabajo hamponil), lana (dinero).

De la coba venezolana ha entrado en el lenguaje del pandillero el vocablo cuero (cartera).

Del lunfardismo (argot del hampa argentina), los pandilleros han tomado la palabra cana (prisión), con una ligera variante formal: cano.

EL INGLÉS Y EL MALESPÍN

Pero los préstamos más importantes son del inglés y del malespín. Los anglicismos penetran a través de la relación con otros jóvenes, algunos de los cuales han vivido en Miami; otras veces, por la música misma, como “Somos delincuentes” y “Paraíso del delincuente”, canciones portadoras de algunas palabras que los pandilleros han ido incorporando a su lenguaje, y en general por la misma penetración cultural de Estados Unidos en nuestro país.

Nuestro vernáculo argot, como afirma Emilio Álvarez Montalván, es el malespín. Don Alfonso Valle, en su Diccionario del habla nicaragüense (2ª. ed., 1972), explica que el malespín es una especie de argot hablado entre muchachos, especialmente estudiantes, y por “señoritas de la ‘buena sociedad’. Consiste en cambiar unas letras por otras; así: a por e, i por o, b por t, f por g y p por m, y viceversa.

Sobre el origen del malespín, Valle agrega: Existe la tradición de que eso lo inventó el general salvadoreño Francisco Malespín, el mismo que el año de 1845 incendió y saqueó a León, metrópoli de Nicaragua.

Afirma Julián Corrales Munguía, en su interesante trabajo sobre “El lenguaje de los bajos fondos: la germanía” (1972), que la clave del malespín, tan popular en años pasados, ha sido olvidada; pero que hay algunas personas que la recuerdan perfectamente. Cierto. En 1987, cuando impartía unos cursos y seminarios de comunicación a los funcionarios del Banco Nicaragüense de Industria y Comercio, comprobé que uno de los gerentes de origen leonés, de unos cuarenta años de edad, podía expresarse usando el malespín. Veamos un ejemplo: acoqui ('aquí´).

De este lenguaje —formado con la alteración de ciertas letras del alfabeto español— han tomado algunas palabras, generalmente con ligeras variantes del término original por el uso mismo a través del tiempo, que los mismos usuarios han ido cambiando por olvido o desconocimiento de la clave.

DEL INGLÉS

Del inglés han tomado algunos términos con significado igual o semejante, de manera general con ligera variante fonética:

beibi (baby > bebé, lactante: llorón, cobarde); creisi (crazy > loco): loco; chusear (de choose > escoger): buscar; chus (de shoes > zapatos): zapato; homeboy (home boy > lugareño, del mismo grupo): amigo; juana (one > uno): uno; machín (machine > máquina): carro; miusic (music> música): canción; move (movie > cine): cine; nay (night > noche): noche; niú (new > nuevo): nuevo; niúper (newer > más nuevo que): nuevo; party (party > fiesta): fiesta; punchar (to punch > poder en los puños): robar; pipol (people > gente o pueblo): gente, pandilla; punk (hippy): vago; yesenia (yes > sí): sí; Yusa (USA): Estados Unidos de América; Yusei (USA): Estados Unidos de América.

En otros casos, toman el anglicismo y le asignan otro significado:

hacerse alka seltzer (alka seltzer > tableta digestiva efervescente): desaparecerse, alejarse; forever (forever > para siempre): cuatro; guacho (watch > reloj): corazón; lompley (lomplay > disco de larga duración): los pies; yomboy (young boy > joven, adolescente): amigo; Masachúset (Massachusetts > ciudad de USA): Masaya; San Yon (Saint John > San Juan):

San Judas; sevenop (seven up > bebida gaseosa): siete.

DEL MALESPÍN

Del malespín encontramos algunas palabras con ligeras variantes de la palabra original. En los siguientes ejemplos escribimos la palabra como se pronuncia actualmente, y entre paréntesis como debería escribirse de acuerdo con la clave del malespín (a>e, i>o, b>t, m>p, f>g, y p>m):

arpene o curpeni (arpeni): hermano; nelfes, nelfin o nelfis (nelfes): nalgas; acoi (eco): aquí; cedania (cedane): cadena; cunabi, cuñedi o cuñefli (cuñedi): cuñado; menfli (mafe): pega o pegamento para oler; nicha (niche): noche; detroi (datres): detrás; esconi (asconi): esquina; percedi o percebi (percedi): mercado; Chinandofi (Chonendafe): Chinandega; Frenedi (Frenede):

Granada; frendi (frenda): persona grande, fuerte, fornida; Penefi o Benefia (Penefue): Managua.

A veces, hay vacilación en algunas palabras, como puede observarse en las alternancias en el sistema vocálico y en el consonántico: arpene y curpeni (hermano), cunabi, cuñedi y cuñefli (cuñado), Benefia y Penefi (Managua), nelfin, nelfis y nelfes (caderas), percebi y percedi (mercado).

Es oportuno agregar que los pandilleros emplean también otras palabras del malespín, cuyo sentido metafórico, ha pasado igualmente al uso de otros sectores juveniles; por ejemplo:

potrillo ('calzoncillo'), rastrillo ('tenedor'), rienda ('cadena'), caballo ('pantalón'), cruz ('camisa'), bejuco ('teléfono'), chillón ('radio'), chocorrón ('helicóptero'), rastrillo ('peine'), pala ('cuchara'), limones ('senos de la mujer joven'), pidevía ('senos de la mujer'), patrullera ('prostituta que recorre las calles en busca de clientes'), etc.

Incluso, las palabras nelfis (caderas) y tuani (bueno, excelente, etc.), que también usan nuestros adolescentes, han pasado a formar parte del habla popular nicaragüense.

El autor es miembro de Número de la Academia Nicaragüense de la Lengua

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