domingo, 27 de julio de 2008

¿Cómo dijo que dijo?

Carlos Mántica
Para mi grupo de los Martes



¿Y a Ud no le da miedo treparse en ese animal?, pregunta una de ellas, y el animal en el que suponemos encajarnos es el avión que nos llevará a Managua. Estamos en la Puerta de Salida de nuestro vuelo y he tenido la dicha de sentarme junto a dos paisanas que conversan animadamente. Hace sólo unos minutos no se conocían y en unas horas no se volverán a ver jamás.
La primera es de León y tiene a su lado una enorme bolsa con agarraderas, que quién sabe dónde va a meter. Es flaca, correosa, y olorosa a Agua de Colonia. Usa medias color carne hasta la rodilla, un sweater colorado porque el aire acondicionado la puede dañar, y zapatos sin tacones, sabrosos porque aquí mucho se camina. Ya está viviendo horas extras, pero en las tiendas cansa a un chavalo de quince.
“No me he comprado ni una hilacha”, dice feliz. Y es cierto. Todo lo que compra es para los demás. En la valija lleva portabustos y bloomers de todos los tamaños, cuatro batas, un vestido negro para las velas, medicinas como para llenar una botica, un par de peinetas porque en León ya no se miran, chereques para los nietos, y cositas para el servicio y para toda su familia que seguro la estará esperando cuando llegue.
La otra es Managua. Tiene cara de estreñida, cuerpo de empanada y va más pintada que un mural de Leoncio Sáenz. Huele a choco. Es bisnera, y sobre las rodillas abraza una impresionante cartera de cinco galones a la que se aferra como a tabla de salvación en un naufragio. No la aflojará ni en el avión, donde contará por centésima vez las prendas de su contrabando: Anillos, cadenas, collares, chapas y prendedores de fantasía, relojes para dama, adornos para el pelo, y perfumes que venderá a sus marchantas. En la valija, ropa al último alarido de la moda.
Yo paro la oreja y su conversación va más o menos así:
¡Qué hace que se lo vengo diciendo! “Ya parala que te la vas a sacar”. Y yo, déle que déle. Y que por aquí y que por allá. Yo no hallaba... Hasta que dije: ya no, ya estuvo. Ya ni que fuera. Él no hace por dónde. Para qué... Yo lo trato. Pero nada.
Y ¿cómo sigue?, pregunta la Managua. Pues ahí, contesta la leonesa con tristeza. Ahí va...
Yo estoy regresando de España y tengo que re aclimatar mi cerebro a nuestro lenguaje. Quedo entonces asombrado. ¡Esta señora está compartiendo con la desconocida su tragedia con un hijo que es más picado que el palo del rastro. Y trato de traducir la conversación desmenuzándola en sus componentes. Va más o menos así:
Qué hace: Supone ser: A qué se dedica, cual es su oficio. Pero su picado no tiene oficio ni beneficio. Y entonces caigo, (en la cuenta): En Nicaragua que hace es adverbio de tiempo. Hace tiempos que se lo vengo cantando. Ahora sí.( lo entendí.)

Ya parala que te la vas a sacar. Al principio me asusto. Sacártela ¿de dónde? y para colmo parada. ¡Eso no se hace! Pero la traducción correcta es: Ve hijo, ya no sigás bebiendo que te vas a enjaranar. Es un consejo, una amonestación.
Y yo, déle que déle. Esto tengo que analizarlo un poco más. Déle, déle, me dice el chavalo cuida carros. ¿Contra el poste? Pero este déle déle no es un imperativo reiterado del verbo dar. Significa: Insistentemente; remachar lo mismo una y otra vez. Estar Jiqui, jiqui. jéquere,jéquere, jode que jode.
Y que por aquí y que por allá. Aquí y allá son ambos adverbios de lugar. Y por eso traduzco: Buscando por dónde entrarle; esgrimiendo toda clase de argumentos.
¡Yo no hallaba!, sigue diciendo la pobre mama; y eso está más fácil. Ya no encontraba palabras, argumentos, razones, amenazas o promesas que esgrimir. Ya no hallaba qué hacer con su picado.

Hasta que dije: Ya no. Ya estuvo. Eso es fácil de entender: ¡Ya no más! Sólo le faltó una sílaba. Ya estuvo bien. Sólo le faltó un adverbio. La señora ya está estragada.
Ya ni que fuera. ¿Fuera qué? ¿Sobrada, necia, metiche, idiota, guanaca, soreca, terca, empecinada, corronchuda, improsulta, colevaca, jinca-la- yegua, comején de riel?
Si él no hace por dónde. Ni por casualidad.
Para que. Una de las omisiones más hermosas del habla nicaragüense. ¿Para qué, qué? Pregunta Coronel Urtecho en su poema “Las Poponé”. En Nicaragua para qué no es una pregunta. ¿ Con qué propósito? Sino todo lo contrario. Norma Helena canta bien lindo. Para qué. En esta conversación tiene el significado que le dan los chavalos de hoy: ¿Para qué sí, si no? Para qué insistir con el bolo si no hace caso.
Yo trato. ¿Lo trato mal? Pero nada. ¿En qué quedamos? ¡Si nadara no se estaría ahogando! Pero este nada es el símil de “ni juco”, ni papa, nacaradas conchas, ni miércoles. Todo en vano. Le entra por un oído y le sale por el otro.
Y la Managua, pregunta sinceramente solidaria con su dolor: ¿Y como sigue?

Pues ahí... contesta la leonesa con un adverbio de lugar, pero que en mi tierra indica calidad, condición o estado. El chavalo está más o menos. ¿Más o menos bien? No necesariamente. Mas bien sigue igual que antes. En veces bebe, pero ya es más menos... Ahí va ... ¿Va saliendo del hoyo o ahí va cayéndose en media calle?
Ellas siguieron hablando y yo escuchando y teniendo que adivinar. Eso me pasa por andar visitando España donde no hablan como nosotros. Pero más que su hablar me impresionó la inmediata amistad e intimidad de dos mujeres que apenas se conocen y que en unas horas no se verán ya más. Me alegró ser nicaragüense. Pecho abierto. Que no sólo abre las puertas de su casa sino su propio corazón para que escapen sus tristezas.
Yo tengo muchos amigos en los Estados Unidos. A Richard lo conocí hace veinte años e inmediatamente me dijo: “Call me Dick” lo que me auguraba una entrañable amistad. Hoy lo sigo llamando Dick porque es muy poco más lo que sé de él. Inmediatamente después del How do you do me preguntó what do you do? Porque lo que uno hace es muy importante. Yo le dije que era comerciante. Simpatizamos tanto que me invitó a una barbacoa en el patio trasero de su casa donde, ataviado como todo un cuque y con toda la parafernalia del caso, cocinó hot dogs y hamburguesas para los amigos. Su máxima expresión de intimidad. Y yo se lo agradezco. Ahora trabaja en no sé qué. Que hace que no lo veo y como no lo veo no sé qué hace. Han pasado veinte años y es todo lo que les puedo decir de Dick. Nunca supe si andaba alegre o triste, porque un discípulo de Dale Carnegie siempre anda sonriente. Si me lo encuentro en algún aeropuerto le diré: Hi Dick, long time no see. Somos grandes amigos.

miércoles, 23 de julio de 2008

EL RETORNO DEL CUCHUSAPO

Proclama
Lo creíamos extinto, pero ha regresado. Como la Peste Negra a la India, como la Peste Bubónica o el Cólera Morbus, que se ceba en los mas débiles y en los desposeídos. La gente se pregunta alarmada si habrá escapado del Zoo de la Mariana Sansón, o de alguna cárcel clandestina. Si será una reencarnación del Somo-sismo o solo una ficción de nuestros periodistas o de escritores que no tienen nada (mejor) que hacer.

Pero una cosa es cierta: " He is back ", ha dicho Mr. Maisto. Había dicho "Volveré", como Mc Arthur, y ha regresado, Pol -la D'ananta, Katanta, Paranta, y con él la inseguridad y el terror, el vicio y la zarabanda, la invasión de tierras, la quemazón de llantas y el gusto por lo ajeno. ¡Caramba cuanta insolencia!
Su regreso había sido anunciado en la vieja profecía de el Mambrú:
".. no sé cuando vendrá.
si vendrá por la Pascua
o por las Navidad."
Pero a lo largo de los siglos las huellas de sus pezuñas manchan las páginas de nuestra historia. Es de él de quien nos habla el Gueguence cuando nos cuenta que:
" Solo está esperando que cierre la noche para salir de casa en casa a hurtar lo que hay en las cocinas..."
Rubén constata y nos dice con horror que: " Son incontables sus muertes y daños."
El Padre Azaharías lo llamó : Pan - Tera: El todo-animal, el todo fiera.
" Su faz es horrorosa", nos decía una vez Tinito Lopito, úno de los pocos mortales que pudo contemplar su rostro y que describió con esta cuarteta:
" De su cara, Dios me valga!
se tiene un gesto tan duro
que mas parece la nalga
del gran Cachetón del Puro."
Carlos Mejía nos advierte sinembargo que:
" Se disfraza de espadillo,
se disfraza de mozote,
y se convierte en pocoyo,
conejo, garrobo, cusuco, pizote..."
De sus múltiples rostros y cambiantes colores y convicciones descienden los camaleones, los milicianos del 19 de Julio, los somocistas convertidos en jefes de CDS's, los militantes de la UNO sacados de la chistera pocos días antes de la toma de posesión, y los realineados de la Asamblea.
Sergio Ramirez compiló y codificó sus atropellos y denuestos en la obra: " De Tropeles y Tropelías " que desde su aparición substituye a " El Príncipe " de Maquiavelo como libro de cabecera de nuestros gobernantes.
Algunos testigos afirman haberlo visto en campaña, mas otros modifican "la especie" diciendo es " en traje de campaña " que lo han visto, aumentando así la confusión entre la ciudadanía.
La especie en cuestión, no ha de confundirse con el heróico Cuchusapoyotl, quien fuera objeto de notables estudios realizados, hace casi dos décadas, por un nutrido grupo de científicos nicaraguenses. El nuevo strand pertenece al género rapaces, familia de los predators, que por su virulencia ha sido subdividido por los sabios en malignos y benignos como los tumores. Su mordida es mas temida que la de la Casampulga (Latrodectus Mactans, de los arácnidos ), cuyo piquete, aseguraban nuestros padres, solo se cura comiendo excremento. Lo atraen las tarjetas de La Magnífica, los cepillos y los retratos de políticos en las salas de la casas. No se le conoce antídoto, pero se le mantiene alejado con un tratamiento preventivo de democracia.
Lanzo un llamado a todos los Cuchusapólogos de Nicaragua a cerrar filas y unirse a la tarea de salvación nacional. Al Dr. Carlos Marín, descubridor de la Gata-Lora, al Dr. F. Silva, primero en capturar un Pájaro Uyuyuy Ayayay. A Luis Rocha que fué el primero en cocinar y comerse un Cuchusapo. A Fabio Gadea temido cazador de cuchusapos. A PAC y a todos nuestros ancianos que conocieron del Basilisco, del Sisimico, la Chinchintorra, el Pájaro del Dulce Encanto y la Foforoca.
Carlos Mantica A.
Managua 8 de Octubre, 1994.

La guitarreada donde don Carlos

Por Holbein Sandino R.
A Carlos Mántica hijo por honrarme con su amistad.

Una Noche de martes había poetas, tambien un acordión, dos guitarras y amigas y amigos que cantaban. De telón, las luces de una Managua cansada parecían aplaudir el jolgorio.
El acordión tenía dueño: era del poeta cantor, quien enérgico, incólume e incansable reía y disfrutaba con honestidad. No quiso prestar su instrumento, " se desafina", justificó al joven sonero que lo pretendía. Las guitarras si anduvieron de mano en mano. Un vate canto un tango, otro una cueca, el maestro requintista y su acompañante trovaron el bolero "Sinceridad", un juglar gringo entonó en nicañol Nicaragua Nicaragüita y la altiva y mayestática dama del Ocotal de Segovia alborotó las quiebra platas de las sierras con su canto inexorable.
El aroma de nacatamales, chicharrones, yoltamales, frijoles fritos, chorizos y cuajadas chontaleñas era como un efluvio mágico que habría de hacer perdurable el recuerdo de esa noche tan pletórica de nicaraguanidad.
Y en su poltrona el ínclito anfitrión con su rostro de chigüin feliz, no tenía ni idea del importante hito que fue esa noche de martes para un advenedizo como yo.

Holbein Sandino Ruiz.
sandinohr@yahoo.com

lunes, 21 de julio de 2008

Martes de guitarreadas

Geiner Bonilla Ruiz

domingo@laprensa.com.ni

Me dijeron que en estas tertulias abundaba la música y los chiles; que las guitarras y la comida tenían presencia obligatoria. Reunir en un solo punto a la crema y nata de la música nacional, sobre todo si es en un ambiente más cotidiano, debe ser algo bastante interesante, pensé.

Debo confesar que me he declarado fanático de la voz de Norma Helena; esto y la curiosidad de saber de qué hablan los artistas cuando no están en un concierto, me motivaron a visitar la casa de don Carlos “Chale” Mántica, donde tienen lugar las legendarias guitarreadas, que en sus inicios lograron juntar a personalidades de la música y las letras como Pablo Antonio Cuadra, Luis Rocha o Pedro Joaquín Chamorro.

La idea se ha mantenido por más de treinta años. Llegan, hablan, comen y cantan hasta que la madrugada los sorprenda.

Llegamos después de las siete de la noche. El cantautor Juan Solórzano nos guió hasta una amplia terraza decorada con lo que parecía ser cerámica precolombina. Al frente una piscina que seguro servía para ahogar el aburrimiento de los fines de semana.

En las sillas, acomodadas de manera circular, estaban don Chale Mántica, sus hijos y sus nietos; el doctor César Ramírez, Juan Solórzano, Carlos Mejía Godoy y un grupo de jóvenes. Todos hombres, el toque femenino lo puso la esposa de Mejía. Parecía una reunión familiar y yo un intruso que violaba su privacidad.

En una mesa de centro había bocas al escoger: elotes cocidos, yoltamal con crema, tajadas verdes, cerdo frito, pico de gallo y chimichurri. Más lejos, en una mesa que parecía exclusiva de don Chale, una botella de tequila “Don Julio”.

Escuché a Carlos Mejía hablando del taller Cadena Reventada y de inmediato comenzaron a recitar cuanto rótulo se les viniera a la mente. Como el del Molino “Los Pollo” o aquel señor que escribió “Se vende tortiya”, para atraer más clientes.

—Ve, Geiner, aquí no hay agenda, se habla de todo. Todo es espontáneo; es una tertulia nica —recalcó Juan.

Yo sólo sonreía. Creo que me faltó confianza para incluirme en la conversación. Me limité a escuchar. La plática luego se volcó a las raíces náhuatl de algunas palabras.

Frente a mis narices pasó una bandeja rebosante de tostones y frijoles.

—Éstos son frijoles a la Putanesca —dijo don Chale.

—Ala, será porque cuando te los comés decís ¡A la puta... qué rico! —agregó Mejía, soltando una carcajada.

Después llegó una bandeja con salchichas. “Son chorizos argentinos”, aclaró el anfitrión, como para dejar en claro la calidad de la comida.

La música nunca llegaba, pero los chistes me comenzaron a divertir.

—¿Siempre son ustedes los que se reúnen? —pregunté

—Hoy vinieron de mala suerte, porque no está la Norma Helena, que nunca falla. Está con su papá en el hospital (...) tampoco ha venido Milceades, el de Los Juglares —dijo don César.

—¿Y qué es lo que acostumbran hacer? Todos se ven con una mirada de complicidad.

—Aquí se come, se canta y se platica. A veces sólo se canta. A veces sólo se platica, como hoy... Y a veces sólo se come —explicó Carlos Mántica. Cerca de las diez llegó Milceades, que fue recibido con una lluvia de aplausos.

Luego vinieron recuerdos de la vieja Managua y anécdotas que fueron la semilla de varias de las canciones que hoy escuchamos en los conciertos. Todos explicaron que estas guitarreadas son el fogón donde se cocinan las próximas canciones, y en los inicios de las mismas fue que se musicalizó Cantos de Cifar de Pablo Antonio Cuadra.

Después de un breve silencio, donde al parecer nadie sabía qué decir, Juan comenzó a rasgar tímidamente la guitarra. Don César Ramírez comenzó a cantar “Dos amores teeengooo... que adoooornan mi estaaaancia...” Luego se le unió Carlos, también don Chale y al final todos entonaron la única canción que sonó en la noche.

—Lástima que no traje mi acordeón —se lamentó Mejía. “Será en la otra”.

Ya habían pasado las diez de la noche, tenía ganas de irme a dormir y me despedí de todos. Aunque no encontré el son nica que buscaba, encontré su cuna; y también conocí el futuro de Pancho Madrigal. Ah, tampoco oí cantar a Norma Helena. Bueno, tal vez llega el próximo martes.

viernes, 18 de julio de 2008

Carlos Mántica Abáunza y su Güegüence

José Floripe Fajardo
END - 20:45 - 17/07/2008

El domingo 6 de julio del año en curso, en la segunda página del periódico nicaragüense “El Nuevo Diario”, en artículo escrito por el Lic. Edgardo Barverena S., se publicó a página entera, un artículo referido en diferentes aspectos a la variada, magnífica y recia personalidad del admirado, respetado y querido investigador histórico Lic. Carlos Mántica Abáunza (Gran Chale Mántica); por el contenido del reporte se deduce que es una entrevista a la que él va respondiendo y satisfaciendo la curiosidad del periodista.

Toda la primera parte se trata de la vida prístina y abundante en todo del entrevistado, su nacimiento, su juventud, sus estudios, sus trabajos y sus inquietudes; luego el entrevistador lo lleva al mundo del habla nicaragüense y del Güegüence, áreas que Chale ha estudiado en cantidad navegable y maneja a la perfección. Nadie puede negar las inexploradas profundidades que Mántica ha auscultado en estas dos materias de importancia significativa para todos los nicaragüenses.

Titulo este artículo o sea , porque Chale ha escrito tres o cuatro versiones sobre este personaje del teatro nicaragüense y en ellas ha expuesto argumentaciones muy suyas, aplicadas a protagonizar un güegüence imparcial, con tendencia a favorecer al imperio, olvidando la explotación, los horrores e intereses específicos de los pudientes del sistema capitalista en que históricamente se ha desenvuelto, oprimido, el nativo de nuestro país.

Revisaré unas citas de la entrevista y haré unas reflexiones sobre las mismas:
-“...ha quedado reducida a la música y los bailes”-
Esto es evidentemente cierto, pero ¿quiénes son los culpables de este desastre? ¿Quiénes marginaron los extraordinarios parlamentos del incomparable drama épico nativo, dejando sólo la música y las danzas? Música y danza que no significan absolutamente nada dentro de la importancia sustancial de la obra que, estriba exclusivamente en sus portentosos parlamentos, aún, se puede eliminar todo lo que es danzas y sones y el drama épico no sufre absolutamente ningún daño y, esto más, de los catorce partes musicales que se ejecutan en la obra, sólo uno es de nuestro folklore, el resto son sones del folklore europeo, pero de esto no se dice nada. Esta mutilación la han realizado los manejadores de la cúpula cultural capitalista queriendo ocultar los valores patrióticos, valientes y aleccionadores de la verdadera esencia del libreto.

-“... se piensa que El Güegüence es un teatro de protesta en contra un gobernador español, pero la protesta es contra el contubernio de los gobernadores indios que hubo en Nicaragua dentro de gobierno español”-
Si un nativo está con el honorable cargo de Gobernador, aunque éste sea nativo, está representado a la corona conquistadora y si el pueblo le protesta y le reclama, esa inconformidad popular es contra el poder de la Corona Española; nativo o castizo, el gobernador, simbolizaba la conquista y sus barbaries. Los conquistadores se aprovechaban del malinchismo que ha existido entre los naturales de estas localidades y conociendo que un natural en ese cargo era peor que los mismos bárbaros españoles, los halagaban para ponerlos a mandar a su favor, hay que acordarse de aquellos refranes que dicen:
“No hay cosa peor que un indio repartiendo chicha” o “no hay mejor cuña que la del mismo palo”.

Estoy de acuerdo con Chale sobre que, El Güegüence no es teatro de protesta, claro, es teatro de lucha, auténtico drama épico nativo, teatro popular revolucionario, es una obra política, clasista, oriunda, anti española, anti católica, anti colonialista y anti esclavista. Ante la insistencia de Mántica sobre que el gobernador era un nativo, me pregunto: si el gobernador era un nativo, ¿cuál era la necesidad de escribir una obra tan difícil, tan llena de artificios lingüísticos con el fin expreso de volverla ininteligible al español? El gobernador nativo le entendería y el esfuerzo del camuflaje en los mensajes sería totalmente inútil.

-“... Es una obra que va más haya de lo que nos imaginamos porque tiene música, porque tiene danza y vestuario; tiene doble sentido no sólo del castellano al castellano sino del nahuatl al nahuatl”-
Vemos aquí la clara intención de hacer sobresalir la música, la danza y el vestuario antes que los parlamentos con su doble intención, esencia misma del libreto.

-“... El Güegüence está contra la corrupción, pero al mismo tiempo es corrupto, es contrabandista, evasor de impuestos, no se responsabiliza de sus actos”-
En el Macho Ratón, nombre de este capítulo de El Güegüence, libreto que se está comentando, existe el güegüence corrupto, contrabandista e irresponsable, pero es la trama la que exige al personaje con esa particularidad, con él se está denunciando a la administración española de corrupta, contrabandista e irresponsable; el personaje malandrín es casualmente para que con sus malos hábitos en discusión con las mayores autoridades del imperio, señalar ante la población cómo las autoridades del Cabildo Real son todos corruptos y promotores de la misma corrupción.

De la serie El Güegüence se escribieron muchos libretos, cada vez que las circunstancias lo exigían y había que enterar al pueblo de los horrores que cometían o pensaban cometer los conquistadores, organizaban en atrios o plazas obras de teatro de esta característica, donde aprovechándose del doble sentido de los parlamentos y el mal oído del español para el nahuatl, comunicaban al pueblo sus mensajes rebeldes sin que el conquistador se enterara de la verdad del asunto y no precisamente usando música, danza y personajes corruptos. Se escribieron muchos libretos de este teatro libertador, sin usar sones y danzan; otro aspecto a señalar es que, los machos bailarines que se posesionan de los escenarios y han quedado como símbolo principal de El Güegüence, no existen en la obra; en el libreto no se mencionan esos machos bailarines, se habla de cuatro machos que son el viejo, el mohino, el guajaqueño y el puntero, pero que no tienen ninguna importancia en el desarrollo del tema y además no eran machos bestia equina, eran machos, pero hombres nativos cargadores nativos fuertes que le cargaban las mercaderías al buhonero; el comerciante nativo no contaba con que comprar un macho bestia porque éstos valían el equivalente de doscientos o trescientos nativos jóvenes, sanos y fuertes. La adulteración que le han hecho a la obra es tremenda y debe denunciarse.

-“... en El Güegüence nunca se sabe cuál es la verdad, cuando se aproximan los comicios y todo el mundo cree que va ganar fulano, a la hora de las urnas el resultado es otro. También lo encontramos en el nepotismo, adhesión incondicional a potencias extrajeras y colaboracionismo. Otra característica de El Güegüence es que para ganarse la vida se adapta a cualquier circunstancia, también es pata de perro, busca el pegue fuera del país y su espíritu además es burlón-
Lo de ver al güegüence en la práctica de los comicios, saliendo con un voto no esperado, tal vez es probable, pero encontrarlo en el nepotismo y adhesión incondicional a potencias extrajeras, es imposible, totalmente falso. Las denuncias que en el Macho Ratón se hacen contra esos vicios es la prueba más contundente contra esa afirmación. Ahora, eso de que para ganarse la vida se adapta a cualquier circunstancia, o de que es --pata de perro-- y busca el pegue fuera del país, definitivamente eso no es del güegüence, ésa es característica de cualquier pueblo con hambre. En este caso, El Güegüence lo que haría es organizar la lucha para combatir las razones del hambre.

Nuestro Güegüence, el Güegüence del nicaragüense patriótico, del pinolero verdadero, ese güegüence vive en nosotros, pero vive en nuestra rebeldía, en nuestro espíritu de lucha, en la tenacidad y amor de ser libre; es digno, justo e intransigente con todo lo que viole sus derechos.

Esteliano

martes, 8 de julio de 2008

Lenguaje Coprológico de Nicaragua

Por Carlos Mantica
Mayo 2004

Abordo este tema con gran rubor y prudencia sabiendo que piso sobre terreno muy resbaloso. Mis colegas lo han evadido por temor a embarrar su prestigio, pero urgido por la necesidad, descargo mi conciencia y pongo en sus manos el fruto de mis esfuerzos.

Mi primer contacto con la palabra objeto de este estudio lo tuve de muy niño cuando mi “china” tipitapeña me contó el siguiente cuento: “Estaba una palomita parada en el brocal de un pozo cuando, en eso, vino un gato, calladito tis, tis, tis y brincó para comérsela. Pero, la palomita voló primero y el gato ¡chumbulún! se fue entre el pozo. El gato gritaba : ¡Miauuhogo, miauuhogo! Llegó entonces el chompipe y muy fachento dijo (contoneándose ): ¡Pfien pessos al que lo saque. Pfien pessos al que lo saque! El gallo cacaraqueaba: ¡Kikiriquíi, sáquenlo de allíii!. Finalmente llegó un cabro, se asomó al pozo y dijo: ¡Mieeerda!”

Ese fue mi primer contacto con las interjecciones castellanas. Una interjección de rechazo, de precaución, o de espanto, (¡Mierda que vaya de noche a ese barrio!) que las mamás suavizan con los eufemismos: ¡Meeechas, o Miércoles!, y que ciertamente son menos groseros que sus equivalentes:¡Verga que vaya! O ¡Huevo que me atreva!, de igual significado y que los más vulgares completarían con un: ¡Esta!, (dijo Mena), o ¡Tomá tu pichón dormido!

Siempre en busca de eufemismos recurrimos a nuestro sub estrato náhuatl de donde nos viene la palabra “cuitlatl”. Las damas pueden entonces usarla como substituto de M.... sin ofender a nadie y decir impunemente Comé cuita, demostrando de paso que son gente culta y fina (como cuita de gallina). También al amparo del náhuatl decimos que la regamos o embarramos de ayote ( Sabrosa cucurbitácea del trópico ) para disimular nuestras metidas de pata cuando la churreteamos a la redonda.

Sigamos con los eufemismos. Según el D.R.A.E. la palabra ñaña es de origen Quechua y en Perú significa niña. En Colombia y Panamá: Consentido, mimado en demasía. En Ecuador: Unido por una gran amistad. En Chile: Niñera y en Argentina: Hermano mayor. Conviene saber que en esos países nadie se insultará si les decimos: tu hermano es una ñaña. En Nicaragua es la mismísima Eme, pero aplicada casi en forma exclusiva a la de algunos animales: ñañeperro, ñañemico, ñañevaca. Aunque no puedo asegurarlo con certeza, la palabra cuita parece estar reservada a la de los animales alados, o a excreciones más acuosas.

En uno de mis escritos comentaba la permanencia oculta del verbo nahuatl “cuitla-chihuia” que literalmente significa “ hacer mierda a alguien o algo” y que conservamos íntegramente en su sentido de destruir, desbaratar, o dañar a una persona o cosa. Ya me hiciste mierda el carro.

La expresión puede ser mal interpretada sin embargo cuando cambiamos de hacer a“ hacerse mierda” y en el intento recurrimos a eufemismos poco acertados. Pepito llega agitado donde su mamá y le dice: “¡Máma, máma, Juanito se hizo caca!” Ella tranquila contesta: “No te precupés hijito, limpiálo y le cambiás los pañales”. Pero Pepito aclara: No máma, Juanito se cayó del tercer piso y se hizo caca.” En otras palabras se desmierdó desde el tercer piso y se hizo vizñuca contra el pavimento, que no es lo mismo. (Chiste cruel)

Al imprecar a una persona, conservamos intacta nuestra sintaxis náhuatl: convertimos mierda en pronombre que, como los náhuatls, acentuamos entonces (y sólo entonces) en la última sílaba: Ideay mierdá ¿adonde andabas? ¿Qué querés mierdá? Otra muestra de nuestro Nahuatl Oculto.

Aunque no viene al caso, cierro mis aportes sobre el náhuatl comentando con admiración que nuestros indios llamaron al oro, teocuitlatl, o cuita de Dios. Tal vez por eso los cristianos que llegaron primero a nuestras costas lo buscaban con tanto fervor.

Sigamos con los eufemismos. En el extremo de la pulcritud substituimos la palabra M.... con el críptico sinónimo de Lo que se le unta al queso, aludiendo a la antigua práctica ( real o imaginaria ) de nuestros campesinos de recubrir con excrementos de vaca sus quesos ahumados. Usan también dicho excremento ( cagajón seco ) para ahuyentar los zancudos, quemando las omnipresentes plastas de la finca. Ninguno de nuestros científicos ha explorado su potencial como producto de exportación, para su inclusión en el T.L.C.

En un inodoro de colegio me encontré este grafitti que nos ofrece un último eufemismo de la misma palabra:

Quien venga a este cagatorio

y traiga dura la m....asa

que haga de cuentas que pasa

las penas del purgatorio.

En alguna parte comenté que el humor del campesino nicaragüense es eminentemente escatológico. Baste recordar que es de excremento que el Tío Conejo rellena la sandía para el Señor Obispo. Que el cuento cumbre de nuestro folklore es El Pájaro del Dulce Encanto, bello pájaro mítico y símbolo de la felicidad que, perseguido por todos, se nos escapa una y otra vez y cuando al fin se logra capturar con el sombrero se convierte en mierda al intentar cogerlo con la mano. La ilusión convertida en frustración. Por eso “más vale pájaro en mano...”

De esta escatología campesina se nutren nuestras canciones folklóricas:

Zopilote de onde vienes,

con el pico amarillando,

Vengo de un solar de mierda

que me estaba regalando.... (El Zopilote)

Y también nuestro refranero:

Al que es chancho del cielo le llueve la mierda

No hay chancho que se coma su propia mierda

Es como mierda de sapo que ni huele ni hiede

La encontramos en nuestras frases interjectivas:

¡Ni mierda que es tan barata!

¡La misma mierda, con distinto tufo! ( La misma mona con distinto rabo )

¡A la mierda cajón de hierbabuena! ( No sé si se asocia con la mierdolaga )

¡No andés creyendo, que de repente vas a creer que sos chancho vas a comer mierda.!

¡A la mierda los pastores que la Pascua se acabó!

El Dr. Peña Hernández recoge estas retahílas masayenses: Arturo come maduro, cerote duro....

Sotero, Sotero Gallo, Cayó el cerote, cerotegallo.

También de origen campesino es la creencia de que el piquete de la casampulga, terriblemente mortal, sólo puede curarse comiendo mierda. Aunque no se indica la dosis. Esto no deja de ser curioso porque el Nica es muy dado a dosificar la cantidad de heces a ingerir: Por su simple valor terapéutico o dietético te dirá: ¡Comé Mierda! ( Los niños te la ofrecen rimada: Comé mierda/ con la mano izquierda/, para que no se pierda/ y con la derecha/que es más arrecha.) Pero, según sea su enojo, te dirá progresivamente: ¡Comé mucha mierda! ¡Hartáte un barril de mierda! Etc. Sin embargo hasta la jovencita más recatada puede decir simplemente: ¡Cométe un buque!, porque el contenido de la embarcación ya va implícito en la frase.

Curiosamente el Ser un comemierda no define a alguien como un coprófago (Ver DRAE ) sino que señala un rasgo de carácter: “Sos un pusilánime, un baboso, un dejado, un idiota, un arrastrado, es decir: un almemierda.” que casi siempre pueden substituirse con “Sos un mierdero”.

A pesar de que Mierdero sugiere un lugar en donde abunda (como el basurero municipal o el lago Xolotlan), o un oficio (quizás un comerciante en abonos naturales, un laboratorista que practica exámenes de heces, una compañía limpiadora de tanques asépticos... o un escarabajo rodador) la expresión mierdero señala también un rasgo de carácter:”¡Sos un cerote!”. En su forma más despectiva: sos un mierdocho.

Siempre en el campo de los rasgos de carácter:

El Clasista: Se cree la gran mierda

El Creído: Se cree la divina garza envuelta en mierda.

El Inculto: No sabe ni Mierda.

Al Político: No se le puede creer ni Mierda.

EAn la séptima edición de El Habla Nicaragüense, al hablar de los adverbios de cantidad, comentaba que el significado pleno del ni mierda nicaragüense viene a ser el equivalente filosófico del cero absoluto de los matemáticos. Si alguien dice: Ese señor no sabe nada, damos por seguro que algo sabe de alguna cosa. Pero si dice “No sabe ni mierda” afirma que su ignorancia es absoluta. Dícese también de un reo cuya inocencia ha quedado ampliamente comprobada durante el interrogatorio. Nada vio, nada oyó y ni siquiera estaba ahí. “No sabe ni mierda.”

La expresión puede, sin embargo, ser llevada al nivel de lo ridículo. Siendo estudiante en Granada, un alumno panameño perdió su reloj que habría caído en el excusado, que era “de pon”. Pagó entonces a un mozo para que bajara a buscárselo y después de un rato y “con el agua al cuello” el mozo gritó desde el fondo : Aquí no hay ni mierda... que era lo que más abundaba.

Puede aplicarse también a la ineficacia de ciertas cosas. Un médico con fama de gran investigador recetó a un paciente un cocimiento de los cogollitos del bambú y cada semana inquiría sobre la salud del paciente. Al no haber mejorías, modificaba la receta ordenando sucesivamente cocimientos de las hojas, del tallo, de las raíces, y demás partes del bambú. Un día llegó la esposa al consultorio y al inquirir sobre el estado del paciente la señora informó que, a pesar del tratamiento, su esposo había fallecido. El médico orgulloso de sus investigaciones, dijo entonces a su enfermera: Señorita, tome nota por favor. Ahora si que estamos claros de que lo que es el bambú.... no sirve pa ni mierda.

La misma expresión funge como adverbio de Cantidad en expresiones como:

No se ve ni mierda ( Ni juco )

No te creo ni mierda ( Ni papa )

No me dio ni mierda ( Ni un real )

Durante el régimen sandinista los nicaragüenses sufrieron el bombardeo ideológico de una campaña de televisión que iniciaba sus interminables mensajes con la frase: “Sandino dijo....” La respuesta a tan insufrible campaña amaneció un día escrita con grandes letras a todo lo largo del puente de la carretera que va de Chinandega al Guasaule y decía simplemente: “Yo no he dicho ni mierda” ( Y firmaba ) Augusto César Sandino.

Durante ese mismo tiempo, a ciertos líderes de la Vanguardia Revolucionaria los llamaban “El Intestino Grueso.” ¿Por qué?, pregunté. Porque todo lo hacen mierda.

Siguiendo con los Adverbios:

Denota velocidad: Iba a toda mierda

Pero si digo: Iba hecho una mierda significa que iba desarreglado y sucio.

Y si digo Iba hecho mierda, quiero decir que iba triste, descorazonado, o enfermo.

Denota importancia: Me vale mierda ( Me importa un comino)

Valor o valía: No vale ni mierda ( Ni un céntimo )

Utilidad o capacidad: No sirve para ni mierda ( Si persona, es un dejado, si un objeto, es algo inútil)

Denota situación o estado:

De Desastre: Ya Me llevó la mierda. ( Me llevó la que me trajo. O, Ya me llevó Candanga )

De Ebriedad: Nos pusimos hasta la mierda. ( Hasta el virote, hasta donde dice “Collins” que es lo mismo que decir “Hasta las cachas”)

De Capacidad: El bus iba hasta la mierda.

De Culpabilidad: Está hasta la mierda. (Comprometido o hallado culpable de algún delito )

De Maluquencia, cavanga, tristeza etc: Ando hecho mierda.

Como adverbio de lugar: Usamos la palabra M.... para señalar ubicación o distancia:

Eso queda por la mierda grande. De la mierda para allasito.

Se usa como lugar de destino cuando los mandamos a la mierda. Váyanse a la mismísima mierda. Pero como lugar de evasión o fuga, no es necesariamente un lugar sucio o maloliente: Se cargó ( con ere ) y se fue a la mierda. Aquí la mierda puede ser Miami o París.

Echar a alguien a la mierda es lo mismo que mandarlo a la porra, a paseo, o a freír espárragos. Lo encontramos en este cantar picaresco:

Una tarde de primavera a mi novia yo la encontré (bis)

Como iba con otro novio, si siquiera me volvió a ver.

Después me encontré a mi suegro, Buenos días, le dije yo (bis)

Como iba con otro yerno ni siquiera me contestó

En después me encontré a mi suegra. Igual cosa me sucedió (bis)

Entonces la eché a la mierda y a la gran puta que la parió.

Muy interesante también es su uso como pronombre:

Ya no se me para esta mierda (¿El Reloj?)
Apúrate con esa mierda ( La comida)

Bajáte de esa mierda ( Una escalera )

Esta mierda ya no sirve. ( La televisión )

¿Qué será esa mierda? ( Cualquier cosa )

¿Qué es la mierda? Suena a una disquisición filosófica sobre la naturaleza o esencia del término entre manos, pero suele ser más bien el reto de un picado belicoso increpando en la cantina al que se le quedó se mirando feo. La respuesta del aludido se fortalece entonces saltando del singular al el plural: ¡Ah no! A mí no me andés con mierdas. Salite a la calle y vas a ver. Y el picado: ...¡Sólo sos mierdas!

Esta conversión al Plural es frecuente en asuntos muy serios: Ya oí que andás hablando mierdas del jefe. Ahí te va a llevar la mierda. ( ¿No Será más bien la guardia? ) Mejor, ¡Ve!: Pedrito, Pedrito, cagó cien bolitas, el que hable primero se las traga toditas.

Otro uso muy frecuente es como Adjetivo Calificativo:

El maestro explica a sus alumnos las tonalidades del color negro: Moreno lavado, prieto, Negro azabache, negro charol, ... y pregunta: A ver Pepito ¿y yo que clase de negro soy? Contesta Pepito: “Un negro e mierda, maestro.”

Una lavandería de mierda no es la que se especializa en lavado de pañales, sino la que da mal servicio.

Ahí sólo venden carros de mierda, no anuncia el comercio exclusivo de cargas de excremento, sino que critica la venta de vehículos poco confiables.

Una comida de mierda no supone una cena de heces, sino que expresa una queja por su baja calidad. Pero no siempre, pues puede usarse también como elogio de la cuchara: ¡Que rica que está esta Mierda!

El Diccionario de la Real Academia Española dice que ser una mierda ( Del Lat. Merda ) equivale a: Persona sin cualidades ni méritos. Cosa sin valor o mal hecha. Sin embargo, el difunto Dr. César Zepeda Monterrey, hablando de la falsa humildad de algunos nicaragüenses, comentaba acertadamente que nadie dice: “Es que soy un cerotito, una mierdita o un pedazo de mierda”, sino que presumiendo de su humildad admite orgullosamente: “¡La verdad es que soy la pura mierda!”

El Dr. Cesar A Ramírez F. y este servidor recogieron en su libro Cantares Nicaragüenses, centenares de canciones, coplas y bombas. Más del 6% de las mismas y las más escatológicas proceden de nuestro estudiantado.

Termino este breve estudio con una de esas canciones, obra cumbre de nuestra escatología y que parece ser una parodia universitaria de alguna canción romántica de la época, pues comienza así:

La Plasta

Yo vi una flor hermosa una mañana,

perfumada y graciosa

fresca y lozana

Que bella estaba, qué bella estaba

Sobre su lindo talle se balanceaba, se balanceaba

¡Qué bella estaba!

(Parodia)

Yo vi una plasta e mierda una mañana, una mañana

hedionda y pestilente y con semillas de guayaba

Qué hedionda estaba, qué hedionda estaba

Con el montón de moscas que la adornaban, que la adornaban

Qué hedionda estaba, qué hedionda estaba.

Y en eso vi que un chancho lleno de angustia la contemplaba

¡Qué hedionda estaba....!

Y al declinar la tarde la plasta estaba, la plasta estaba

bien colorada, resquebrajada

Qué hedionda estaba, qué hedionda estaba

Y en eso vi que el chancho se la jartaba, se la jartaba

Qué hedionda estaba....

Sopló la brisa, sopló la brisa

Y la plasta e mierda voló en cenizas, voló en cenizas

Voloooó en cenizas.

Y aquí la paro, porque lo que es este estudió me quedó como el bambú. Y yo me voy a freír espárragos, antes que mis colegas me cuitlachihuen.

Los 70 años de Carlos Mántica A.

* Y los treinta de “El Habla Nicaragüense” * Aproximación al escritor y aportes de su obra a las Ciencias Sociales
Por María Celina Tapia


Dedicado a la memoria de:

Don Juan Eligio de la Rocha y

Don Natividad de los Campos



Carlos Mántica Abaunza, nacido en León, el 19 de febrero de 1935, es filólogo, nahuatlista, historiador, folclorista, antropólogo, etnólogo, poeta, bohemio, cantante, guitarrista, políglota, deportista --también practica de vez en cuando el “jaibol”--, es cocinero, dibujante, hacedor de vinos y de historias, asesor político sin salario, teólogo, líder religioso, charlista mundial de cursillos de cristiandad, académico, coleccionista, empresario, exitoso padre, abuelo y bisabuelo.

No se puede hablar del hombre-escritor sin remitirnos a sus primeros años, a sus primeros recuerdos, al entorno familiar y sociocultural que marcó indeleblemente su existencia. Sobre ese período Mántica narra algunos acontecimientos: “Me veo con mi gemelo Felipe, arrastrando nuestro propio pupitre, camino hacia la casa-escuela de Las Salvatierra, frente al costado sur del Gran Hotel, donde aprendimos las primeras letras, deletreando O ese o, so: Oso, en el Silabario Catón, bajo la tutela de Doña Chilita”. Su afición por la guitarra data de esta misma época infantil, a tal grado que realizó cursos de este instrumento musical en Costa Rica, cuando sus padres se vieron en la necesidad de exiliarse en ese país en 1944.

Regresó a su patria en 1956, egresado de la Universidad de Georgetown (Washington D. C.).

La faceta de escritor de Carlos Mántica, y del libro que nos ocupa en particular, “El Habla Nicaragüense” -–su obra completa actualmente se conforma por aproximadamente una docena de ellos-- es conocida por una enorme cantidad de intelectuales, profesores de universidades y estudiantes y por todas aquellas personas nacionales y extranjeras interesadas en los temas de nuestra cultura nacional.

En este ensayo haré referencia a su séptima edición (última hasta la fecha), publicada en el año 2003, sin embargo considero necesario mencionar, aunque brevísimamente, la primera y la cuarta edición; la primera por obvias razones y la cuarta, porque, en su momento fue objeto de homenaje por parte de la Academia Nicaragüense de la Lengua, además de evidenciar su evolución a través del tiempo.

La primera edición de El Habla Nicaragüense, que salió a luz en 1973, consta según el autor: “...de cinco partes: Una Introducción, un Estudio y tres apéndices. La Introducción se titula: Orígenes y Desarrollo del Habla Nicaragüense. El estudio se titula: Morfología del Habla Nicaragüense y, como su nombre lo indica, pretende ser un análisis de la forma y características de nuestros vocablos considerados independientemente. [...]. Los tres apéndices finales constituyen, a mi parecer, la parte más importante de este trabajo. Ellos son:

1) Un Diccionario de Nahualismos nicaragüenses [...]

2) Un Diccionario de Toponimias Náhuatl de Nicaragua [...]

3) Un Diccionario Comparativo de las Lenguas Prehispánicas de Nicaragua [...]”, dicha edición fue objeto de estudio y elogios de destacados intelectuales, entre ellos Franco Cerutti, un italiano radicado en Costa Rica y fallecido hace unos pocos años y cuyas palabras aparecen en la contraportada de sus ediciones, y además el prólogo, cuya autoría se le debe a nuestro poeta nacional Pablo Antonio Cuadra.

La cuarta edición de 1998, la integran: La presentación por Jorge Eduardo Arellano, el prólogo que fue escrito para la primera edición por Pablo Antonio Cuadra, una recapitulación de la obra escrita por su autor y presentada en la Academia Nicaragüense de la Lengua a propósito de esta publicación, la introducción Orígenes y desarrollo del Habla nicaragüense, el estudio sobre la Morfología del Habla Nicaragüense y 13 ensayos más que son: Más sobre el náhuatl oculto, El habla, Lazarillo de la historia, Descachimbamiento lexicográfico, Introducción a Lengua Madre, Introducción al Refranero Nicaragüense, Caló Gitano en el Habla Nicaragüense, Dos muestras de nuestra manera de hablar, El hilo azul y los doble-sentidos de El Güegüence. Un ensayo etimológico sobre el Güegüence, Religión y Moral prehispánicas en Nicaragua, Los sacrificios humanos y la antropofagia, Recuerdos de la vieja Managua y Cuando se nos sale la cotona.

En esta séptima edición, a 30 años de distancia de la primera, y a cinco de la cuarta, El Habla Nicaragüense ha sufrido muchos cambios y evolución, (al modo de decir en filosofía: en una “espiral de superación dialéctica”). Se le ha sumado una gran cantidad de nuevos estudios que lo han enriquecido de tal forma que a la fecha, se ha constituido en una breve enciclopedia de la cultura nacional. Cada nuevo estudio, en una cátedra cultural abierta al pueblo. A esta edición se le han adicionado los siguientes ensayos: ¡Así se habla J...!, Evolución de la lengua Náhuatl en Nicaragua, Dos personajes inolvidables, Pura Jodarria, Refranero General, Carta en refranes, La comida nicaragüense, Introducción a Cantares Nicaragüenses, Matagalpa y sus gentes, Con la música por dentro, Pablo Antonio, Sor María y el diablo, Los profesionales aficionados, Tiempo, contexto y trascendencia del Güegüence, ¿Quién fue el genial autor?, Los Sutiavas, Diccionario de Nahuatlismos nicaragüenses, Toponimia Náhuatl de Nicaragua y Recensión a El Habla del nicaragüense. Se han obviado por haber sido incluidos dentro de estudios más amplios: El hilo azul y los doble-sentidos del Güegüence y Un ensayo etimológico sobre El Güegüence.

Aportes a la Historia

Los aportes que Mántica presenta a partir del estudio de la lingüística histórica, los percibimos a través de la exposición de datos que sobre los cambios lingüísticos internos nos ofrece y, a partir de los cuales, descubre las relaciones entre los hechos históricos que se suceden. Plantea, partiendo de interrogantes acerca de lenguas de diferente índole y origen, la naturaleza de esa relación, de cómo se logra el sincretismo producto del contacto histórico entre las culturas y los préstamos resultantes. En su calidad de lingüista histórico y comparativo, estudia las diferentes etapas de una lengua a fin de identificar los posibles cambios que tienen lugar y determinar la relación entre las lenguas relacionadas. La lingüística comparativa se constituye, además, en una metodología de relevancia trascendental para trazar los procesos culturales e históricos. A través de la reconstrucción de una protolengua se puede obviamente descubrir la cultura e historia del pueblo que habla dicha lengua.

En su “Evolución de la lengua Náhuatl en Nicaragua (Desde la Conquista hasta el Güegüence)” nos expone minuciosa y detalladamente la inserción paulatina del castellano en el habla Náhuatl a través de las relaciones sociales que se dan entre los distintos estratos que conformaron históricamente nuestro pasado reciente, clasificándolo por etapas.

Aportes a la Antropología como Ciencia General de la Cultura

La antropología cultural estudia la conducta humana que es aprendida, en tanto la cultura es la manera principal en que los seres humanos se adaptan a sus ambientes. En general, su objeto de estudio es la historia de la cultura de la humanidad, esto incluye costumbres y creencias, entre otros. En su estudio “! Así se habla J...!”, Mántica, esbozando una recapitulación de su obra, elabora todo un estudio antropológico, mediante el método etnográfico, que en lo fundamental presenta dos fases: el trabajo de campo y la descripción de los resultados. El trabajo de campo implica la observación y la participación en la vida cotidiana de las personas, de esta manera es como el autor ha visualizado la cultura del nicaragüense, la cultura de su propio pueblo, como un sistema de patrones interrelacionados. Este método es utilizado de manera particular en sus estudios antropológicos y sociológicos, y a partir del mismo, el autor elabora una lista de costumbres que caracterizan culturalmente al nicaragüense y lo diferencian de personas de otras nacionalidades. Las costumbres están ahí, todos lo vivimos, pero nadie “se fija”, es el ojo del investigador el que hace que nos apropiemos de ellas y nos veamos reflejados en nosotros mismos. Tomemos como ejemplo: cargar en nuestro equipaje comida nacional aún cuando al lugar hacia donde nos dirigimos pueda haber de lo mismo o, en otro caso, despedirse de un familiar, generalmente cuando el viaje se realiza por vía aérea, la despedida carece de sentido sin las lágrimas bañando el rostro, aunque el viaje sea por un fin de semana, etc., otro aspecto importante de nuestra cultura retomado por el autor es la forma de medidas utilizada por las vendedoras en el mercado: por contada, por manos y muchísimos elementos más.

Aportes a la Antropología de la Religión

En relación a este aspecto, el autor, partiendo del análisis de las toponimias percibidas como una tendencia, elabora una serie de observaciones previas y posteriores. Metodológicamente se trata de un estudio longitudinal retrospectivo desde una perspectiva sincrónica, en tanto sus anotaciones se refieren a un período largo, pero concreto de nuestra historia –-época prehispánica--. Los aportes más significativos al respecto, se encuentran insertados en El Habla, Lazarillo de la Historia, donde él mismo en 1970 afirmaba lo siguiente: “...en las toponimias de nuestro territorio descubrimos el nombre de los númenes y dioses que adoraron sus pobladores y conociendo de esta manera su mitología y teogonía, podemos identificar raza, cultura, antigüedad y lengua...”

A través de las toponimias, descubre cuáles fueron nuestros dioses prehispánicos y la pertenencia de los mismos a épocas y culturas diferentes.

Aportes a la Etnolingüística

Los antropólogos lingüísticos estudian el lenguaje en su contexto social y cultural a través del tiempo. Se reconstruyen lenguas antiguas mediante la comparación de sus descendientes contemporáneas y, al hacerlo, descubren nuevas facetas en su historia. Se estudian además las diferencias lingüísticas para describir percepciones y patrones de pensamientos diversos en una multitud de culturas. La variación lingüística va también asociada a las divisiones sociales. Esta temática es abordada por Mántica en su estudio Evolución de la Lengua Náhuatl en Nicaragua (Desde la conquista hasta el Güegüence). En la Etapa I hace especial énfasis en la permanencia casi absoluta de la lengua náhuatl sin sufrir cambio alguno, a pesar de las diferencias lingüísticas imperantes en los estratos sociales en referencia como producto de la falta de integración entre los mismos en los años transcurridos de 1522 a 1560, ya que la confrontación impidió un trato personal fluido entre “conquistados” y conquistadores.

La Etapa II, correspondiente a los primeros años de la Colonia, desde 1560 hasta aproximadamente mediados del S XVII --casi cien años--; el contacto directo entre ambas culturas se fortalece. Al náhuatl se le empiezan a agregar muchas palabras del castellano, casi exclusivamente nombres sustantivos: caballos, mulas, hacha, cuchillo, bisagras, camisa, gobernador, alcalde, la nueva moneda: el Real de Plata de mediados del S XVI.

En la Etapa III, aproximadamente de 1650 al año 1700, Mántica ha aportado a esta ciencia los siguientes elementos:

Utilización de verbos, pronombres, preposiciones y conjunciones, que en el náhuatl no existen como palabras aisladas, sino incorporadas al sustantivo, al adjetivo o al verbo. Algunos cambios al pluralizar, sin perder la sintaxis náhuatl que aún hoy se conserva. Inclusión de algunos sonidos españoles inexistentes en el habla náhuatl: b,d,f,g,j,r,y,v. Surgimiento de los primeros hibridismos en los que un sustantivo castellano es modificado por un adjetivo náhuatl: carreta nagua, mano pachona, etc. Unos 40 verbos tomados en préstamo, pocos en relación con 720 sustantivos castellanos. Inicio de la castellanización de palabras náhuatl (que continúa hasta la fecha), agregando la terminación verbal española “ar” o los prefijos “a”, “en” y “des”. Ejemplos: cipear, coyotear, chilear, melenquear, mecatear. Atilintar, enzacatar, apocoparse, encolocharse, etc.

Aportes a la Etnohistoria

La etnohistoria es una ciencia que abarca los relatos orales y escritos del pasado de una cultura. Para ello se dispone de relatos de siglos realizados por comerciantes, viajeros, exploradores, misioneros, etc. Mántica, especialista en esta ciencia, ha contribuido a la misma, de manera especial con su estudio El Habla, Lazarillo de la Historia, mismo en el que elabora su tesis acerca de las migraciones indígenas anteriores a la llegada de los españoles y al origen de los niquiranos o nicaraguas.

De forma resumida señalo los principales aportes del autor a la Etnohistoria, quien comenzando de sur a norte expone lo siguiente:

En la provincia de Nicoya los nombres geográficos son mayoritariamente chorotegas. En Granada, Rivas y parte de Carazo, son nombres náhuatl: Ometepe, Nicaragua, Ochomogo, Moyogalpa, Jinotepe, etc. En Masaya y el resto de Carazo (Antigua Manqueza), son todos chorotegas: Nandaime, Niquinohomo, Diriá, Diriamba, Monimbó, Diriomo, etc. En Managua, tenemos nuevamente toponimias náhuatl: Xolotlán, Xiloá, Asososca, Acahualinca, Ticuantepe, Ticomo, Tipitapa, Apoyeque, etc. En León Viejo, otra vez son chorotegas: Nagarote, Imabite, etc. En León Nuevo, son sutiavas: Maribios, etc. En la Zona del Golfo, reaparecen los nombres náhuatl pero con el sufijo gentilicio Tecate (ega) inexistente en el resto del país: Pozoltega, Chinandega, Tezoatega (El Viejo), Chichigalpa, etc.

Aportes sociológicos

Las sociedades están compuestas por actores individuales y para entender a la sociedad se debe comprender cómo estos actores sociales toman decisiones, organizan sus vidas e influyen y son influidos por otros en lo que se llama interaccionismo simbólico, mismo que supone que el comportamiento humano está determinado por los significados que las personas atribuyen a dicha situación.

En su ensayo sobre los Recuerdos de la vieja Managua, visualiza esta época desde la perspectiva interaccionista, en tanto centra su atención en las comunicaciones cotidianas reales y en el comportamiento de las personas y grupos. Aporta, además en este caso particular, a la Sociología Urbana en tanto nos narra una época en particular de una ciudad: la Managua de los años 40 hasta antes del terremoto del 72.

El autor describe con la nitidez y pulcritud que caracterizan todos sus estudios, la vida social y cultural capitalina, la conformación social de los barrios y la importancia insustituible de los mismos en la capitalización de relaciones sociales estables, los medios de transporte, la ubicación de las instituciones más importantes, los espacios verdes y de recreación, el Lago de Managua y el Malecón, los parques como elementos aglutinadores de grupos sociales concretos creadores de afectos, las representaciones culturales y artísticas, las iglesias, el comportamiento social de los jóvenes: sus gustos, aficiones y valores. Además, logra hábilmente que nos apropiemos subjetivamente de la distribución espacial de su entorno geográfico y de aproximadamente 30 años de evolución histórica de la ciudad y de las cuales las nuevas generaciones no tienen siguiera la más remota idea.

Aportes Filosóficos

La filosofía se formula con las palabras más vivas de la lengua. En tanto la misma es de por sí, la primera interpretación intelectual de la realidad, su sintaxis corresponde a un estilo mental, a una manera de vivir. Significa, además, la acumulación de experiencias seculares, que en nuestro caso resume la historia de nuestro pueblo. Esta acumulación de experiencias es, precisamente, la filosofía, en tanto la misma consiste en formular expresiones de uso generalizado entre las personas que reflejan una sabiduría popular transmitida oralmente y que influyen en la vida de las mismas. Son además, necesarias para la orientación, para saber qué pensar y consecuentemente qué hacer o qué actitud tomar en la cotidianidad.

En su Introducción al Refranero Nicaragüense, Mántica ha señalado que los refranes brotan de algo sencillo y tan cotidiano como es la observación de la realidad que nos rodea. El refrán extrae de ella una verdad que puede ser aplicada a circunstancias distintas que se conserva a manera de enseñanza, guarda además, una sabiduría popular nacida de la experiencia transmitida oralmente.

Aportes a la Ética

La Ética, como ciencia social, se deslinda de la filosofía. La misma contribuye a fundamentar o justificar cierta forma de comportamiento en una sociedad determinada, a la vez que revela la relación entre el comportamiento moral y las necesidades e intereses sociales.

Mántica ha recogido en su Refranero algunos que muy claramente dictan normas de comportamiento moral o que inculcan valores propios de la sociedad de la cual surgen, veamos los siguientes ejemplos: El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, El que busca encuentra, El que canta su mal espanta, vale más solo que mal acompañado, El que come montado no pierde ganado, el que no se arriesga no pasa el mar, etc. Existen otros refranes que nos indican lo que no se debe hacer: El que da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro, Si eso le hace el agua a los caminos, que no le hará a los intestinos, entre otros muchos...

(Editado por Zayda García)

lunes, 7 de julio de 2008

“En las calles sólo quedan trozos de El Güegüence”


Don Carlos Mántica y su imprescindible labor:
END - 22:16 - 05/07/2008

Es un administrador de empresas extraño: además de sus éxitos en la dirección de una de las principales cadenas de supermercados del país, se ha dedicado a la recopilación de la música regional, a investigar como nadie sobre El Güegüence, y es un empecinado en preservar la identidad nicaragüense.

¿De quién hablamos? Pues de don Carlos Mántica Abaunza, quien al margen de su labor cotidiana, de estar pendiente de los libros contables, ha escrito otros para alimentar el alma nacional, amén de ser un asiduo conferencista en las universidades.

Su catolicismo es evidente. En su despacho destaca un gigantesco crucifijo. Además, hay un cuadro con las imágenes de sus abuelos Catherina y José, los que procrearon 13 hijos, responsables de varias generaciones que totalizan al menos unos 600 Mántica, incluido un sacerdote y una monja.

Nació en León el 19 de febrero de 1935. Cuando tenía cinco años sus padres se trasladaron a Managua. Después de haberse bachillerado en el Colegio Centroamérica, de Granada, donde fue compañero de clases del ingeniero Xavier Chamorro Cardenal, Director Fundador de END, fallecido recientemente, estudió administración de empresas en la Universidad de Georgetown (regida por jesuitas en Washington).

Recibió un doctorado en Humanidades en la Universidad Ave María, en San Marcos. Comenzó a trabajar en el mundo empresarial a partir de 1956 cuando abrió el primer supermercado en Nicaragua.

Ese primer establecimiento se instaló en una punta de plancha ubicada en la parte este de la estatua de Montoya. Después del terremoto de Managua tuvo que empezar de cero, como lo hizo después del 90, cuando doña Violeta Chamorro asumió el poder en los comicios de ese año.

Al día de hoy, este hombre que reparte su biografía entre el impulso que le da a nuestra nicaraguanidad y el prestigio empresarial, lleva en la cuenta 10 supermercados y algunas sucursales. Reconoce que la competencia golpea, pero es del criterio que “para todos da Dios”.

En la actualidad Mántica Abaunza tiene entre 800 y 900 empleados en las diferentes sucursales que operan en Managua y en el interior del país.

De las investigaciones
a la Academia
Mántica es del criterio que la puerta para incursionar en sus investigaciones sobre las tradiciones indígenas se le abrió cuando le toca salir de Nicaragua para ir a estudiar a Estados Unidos. El “mal de patria” se le convirtió en un bien para todos, como se demuestra en su marcado interés en el estudio de El Güegüence, del náhuatl, y así “empecé a investigar en muchos campos”.

Escribió dos tesis sobre el general Augusto C. Sandino; se interesó un poco en la arqueología y empezó a formar una biblioteca con su hermano sobre temas nicaragüenses.

Comenzó a hacer estudios sobre las toponimias (parte de la onomástica que estudia el origen y significado de los nombres propios del lugar), que son los hermosos rastros geográficos de nuestra cultura prehispánica.

Nunca pensó trasladar esos estudios a libros formales, aunque hacía algunas publicaciones periódicas. Un día de tantos le propusieron ser miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua, “y entonces sí escribí mi trabajo sobre ‘El habla nicaragüense’, de la cual han salido nueve ediciones y todavía conservo dos diccionarios: uno sobre la toponimia náhuatl de Nicaragua, y otros sobre nahualismo. Después vino el libro del refranero, los estudios de El Güegüence y sobre la música”.

Don Carlos y otros amigos trabajaron 30 años recopilando música, la cual se grabó bajo el título “Cantares nicaragüenses”. Recientemente el sello Mántica Waid --que lo dirige Carlos Mántica hijo-- sacó la última edición.

En total don Carlos ha escrito 11 libros. Tres de ellos versan sobre El Güegüence, y otro que debería estar entrando a la casa editorial y que lo publicará el Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) que se va a llamar “Vuelva Güegüence”.


Ya no está en las calles
Mántica lamenta que actualmente no hay representaciones teatrales callejeras de El Güegüence. Por eso, en la introducción del libro a publicarse, su autor habla que en 1967 vio la última representación de El Güegüence, folclor que se hizo en la casa del entonces magistrado Leopoldo Serrano, con todos sus parlamentos (diálogos, músicas, máscaras), y “desde entonces sólo se representan trocitos y danzas”.

El Güegüence alcanza centenares de publicaciones, y hay estudiosos de casi 20 nacionalidades distintas y en varias lenguas. En su rescate la Unesco ha aglutinado algunas cosas. España ha patrocinado investigaciones y traducciones.

Sobre El Güegüence y las elecciones
Al preguntarle sobre el comentario que sale a luz cada vez que hay elecciones generales en Nicaragua, de que El Güegüence se vuelve en un voto colectivo, don Carlos se puso a reír y recordó un artículo --publicado en uno de sus libros-- titulado “El güegüencismo del nica”, donde recoge una serie de cosas de los nicas, encarnadas en ese personaje.

De cara a las elecciones “lo que se me ocurre es que nunca se sabe cuál es la verdad en las actuaciones del Güegüence; cuando se aproximan los comicios y todo mundo cree que va a ganar fulano, a la hora de las urnas el resultado es otro”.

“El güegüencismo del nica no sólo se manifiesta en las elecciones, pues también lo encontramos en el nepotismo, adhesión incondicional a potencias extranjeras, colaboracionismo”, dice Mántica.

En todas partes
Otras características del güegüencismo es que para ganarse la vida se adapta a cualquier circunstancia, y si es necesario, venden agua helada en las calles, garrobos y cusucos en Semana Santa, huevos de paslama en tiempo de veda, y hasta cualquier contrabando en los semáforos.

Cuando la situación se torna insoportable, “el nica, que de por sí es pata de perro, busca el pegue (trabajo) fuera del país; su espíritu además es burlón”. En su libro dice que sobre el nepotismo, el gobernador tiene en la Alcaldía a toda su familia: su papito, su mamita y todos los de su casa.

Además, El Güegüence está en contra de la corrupción, pero él mismo es corrupto, es contrabandista, evasor de impuestos; no se responsabiliza de sus actos y “(ahora) hasta algunos grandotes nos dan cátedra de güegüencismo”.

Para el investigador, la cuna de El Güegüence no es Diriamba, porque hay otras fuentes originales que venían de diferentes ciudades. Es muy difícil descifrar dónde nació esa cultura, y cree que pudo haber sido Masaya, porque la trama de la obra se desarrolla en un lugar donde hay una gobernación y una presencia española bien fuerte. El gobernador por más señas es indígena.

La lengua náhuatl
El Güegüence está escrito en un náhuatl corrupto. A finales de año “mil ochocientos y pico, habían algunas viejitas que recordaban versitos sueltos en náhuatl clásico, y algunos autores como el inglés Brinton recogen ciertas frases; pero no era gente que se comunicaran en náhuatl a como existe en El Salvador y en México”.

¿Y por qué se extinguió esa cultura?, le preguntamos a Mántica. “Hubo un momento que el náhuatl se convierte en lengua franca, en lo que fue el imperio Azteca, antes del descubrimiento de América, por lo que supongo que ésta podría ser una de las explicaciones”.

Don Carlos cerró su cátedra al hacer referencia a que en Nicaragua utilizamos unas 300 palabras náhuatl, entre ellas: tomate, mecate, chicles, cipote, chigüín, así como la mitad de los nombres geográficos (toponimias). Y “tengo amigos españoles que les cuesta entendernos, porque cuando hablamos con ellos, sin querer les lanzamos hasta cinco palabras en esa lengua indígena”.

También está la palabra chocho, el nacatamal, tamal pisque, el chile. Más de 100 de estas palabras están incorporadas en el diccionario de la Real Academia Española.


La obra que casi nadie entiende
Hay en don Carlos cierta inconformidad. Él cuestiona que El Güegüence, la obra que surgió en el siglo XVII, escrita en español y náhuatl y reconocida por pensadores y poetas de la talla de José Martí, ha quedado reducida a la música y los bailes.

“Bendito sea Dios que se han conservado, y algunas veces teniendo que improvisar; pero prácticamente ya tiene 40 años de no representarse en las calles con todos sus parlamentos”, dice don Carlos.

El libro que lanzará el INC pretende rescatar esta tradición para que vuelva a presentarse en teatros, y tarde o temprano la obra completa. La Unesco está financiando la edición de la cual su autor renuncia a cualquier beneficio económico.

Otra publicación anterior de Mántica es “Escudriñando el Güegüence”, además de una traducción que hizo del inglés al castellano del libro escrito por el inglés Daniel Brinton, quien publicó por primera vez la obra de El Güegüence o “Macho Ratón”.

Mántica es del criterio que muchos nicaragüenses deben conocer correctamente de qué se trata El Güegüence, porque hoy ya casi nadie la comprende, y “de lo que podemos ir entendiendo surgen muchas ideas, y por desgracia algunas versiones son equivocadas”.

“Se piensa que El Güegüence es un teatro de protesta en contra de un gobernador español. Pero la protesta es contra el contubernio de los gobernadores indios que hubo en Nicaragua dentro del gobierno español”,
explica.

“En el pasado se ha hecho lo que se ha podido. No ha sido suficiente y sí creo que necesitamos enseñar mucho más sobre esta obra que ha sido declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Es una obra que va mucho más allá de lo que nos imaginamos, porque tiene música, danza, vestuario, doble sentido no sólo del castellano a castellano, sino del náhuatl al náhuatl”, señala don Carlos.

El Güegüence, nos dice este investigador, proviene de un género de arte que existió antes del descubrimiento de América, y que en la cultura náhuatl se conocía como “cantos quisquillosos”. Hoy, pocas obras se conservan. Sin embargo, el teatro insigne que surgió en la Gran Manquesa --región de Nindirí, pasando por Masaya, Catarina, Niquinohomo, Masatepe, Jinotepe, hasta culminar en Diriamba--, es la más grande de todas y por eso tendría que darse a conocer más.

viernes, 4 de julio de 2008

«La identidad cultural y la cocina nicaragüense»

Karlos Navarro


De manera tradicional se ha aceptado que la identidad cultural de un pueblo depende de tres factores primordialmente: el histórico, sicólogico y lingüístico. Sin embargo, los últimos estudios revelan ("Elogio a la cocina nicaragüense" de José Coronel Urtecho y la Comida nicaragüense" de Jaime Wheelock) que es necesario integrar a la cocina como un ingrediente más de la identidad nacional.

La importancia de cada uno de estos elementos varia según las circunstancias particulares de cada nación, de cada sociedad y constituye un proceso de autoafirmación, comunitario e individual. Sin embargo, es conocido que sin la concurrencia de estos factores no puede haber identidad cultural plena de una nación. Así mismo se supone que la identidad cultural conjetura una conciencia de alteridad, compartida por los integrantes de la sociedad, en cuanto a poseer rasgos afines que los distingan de otras sociedades.

Si analizamos la identidad cultural desde la historia, podemos auscultar que éste elemento presta cohesión a un pueblo diferenciándolo de los demás y procura asociarla a la conciencia colectiva. La conciencia histórica, es considerada el baluarte más sólido que un pueblo puede erigir contra todas las formas de agresión exterior, ya sean culturales o de otro tipo. Muchas veces la pérdida de la soberanía nacional y de la conciencia histórica como resultado de una ocupación extranjera determina un estancamiento, incluso una regresión o la caída en la violencia o en la anarquía.

Si repasamos a través del tiempo cuando los americanos comienzan a tomar conciencia nacional y preguntarse por los rasgos propios y originales, en gran medida esta preocupación la encontramos en las ideas de la a ilustración. Luego con la llamada generación de 1838, en donde influyen los ingredientes románticos e históricistas que operaron en ella reforzando el americanismo, tras la búsqueda explícita de una emancipación mental y cultural.

En el mismo siglo XIX encontramos que la vertiente positivista aportó lo suyo, cuando pretendió determinar las bases del carácter o alma nacional. Pero fue después de un violento período de anarquía que se logró configurar los Estados Nacionales y definir una identidad nacional a través de diferencias y peculiaridades con otros pueblos. En ese período de la formación de los Estados Nacionales surgen las Historias, en el caso de Nicaragua escritas por Tomás Ayón y José Dolores Gámez que pretendían trasmitir valores basados en el respeto a las leyes y la lealtad de la nación, por encima de las pertenencias culturales y fomentar una conciencia de unidad nacional.

El otro factor importante de la identidad cultural es el psicológico, que supone en el seno mismo de la diversidad, ciertas permanencias de las estructuras síquicas. Para analizar el factor psicológico de un pueblo habría que observar las constantes culturales, a través de los diversos cambios históricos y cómo se ha mantenido una identificación de sí mismo como sujeto histórico en el tiempo. Es decir como asimilamos y digerimos materiales extraños sin que se pierda nuestra conciencia de identidad.Lo que puede alterar el curso de la identidad psicologica de un pueblo puede ser causas de origen externo, la ruptura interna por razones diversas o la esclerosis por exceso de autarquía.

Con lo que respecta al lenguaje y la identidad Jean-Paul Sartre lo definió al escribir que " los rasgos específicos de una sociedad corresponden exactamente a las locuciones intraducibles de su lengua" y constituye la fuente viva, el corazón de toda cultura al poseer un registro conceptual específico.

El último elemento, la cocina nacional constituye en palabras de Coronel Urtecho un hecho significativo con carácter original debido a que existen países poderosos económicamente, como por ejemplo los Estados Unidos que no han podido crear una cocina vernácula, propia. Por tanto son analfabetas gastronómicamente e ignoran el arte de comer. Según Coronel Urtecho, este hecho se debe a que en los Estados Unidos no se ha dado la unidad espiritual necesaria para el "florecimiento de una cultura popular, colectiva, arraigada en el suelo nacional". Y también porque el puritanismo "desconfiaba de los placeres de la mesa casi tanto como de los otros placeres carnales".En cambio el pueblo nicaragüense creo su propia cocina, con los ingredientes traídos de España y los aportados por los indígenas de estas tierras. Y según Jaime Wheelock Román en su último libro "La comida nicaragüense" nuestra cocina termina de configurarse durante el siglo XIX, luego de un largo proceso de enfrentamientos entre dos ciudades: indios y españoles, dos culturas, y tradiciones distintas.

Los indígenas aportaron, entre los ingredientes a la cocina nicaragüense: maíz, cacao, calabaza, tomate, chiltoma, chile, aguacate, plátanos, lo mismo que carne de aves, conejo, reptiles y venados; mariscos y pescado. Escribe el Dr. Wheelock que " la comida prehispánica se formó en la interacción de factores naturales y durante un dilatado proceso histórico". Y en la formación de la dieta prehispánica no solo fueron decisivos los factores ecológicos, migratorios y socioeconómicos, sino también idiosincrásicos ligados al pensamiento religioso, la medicina y la salud así como creencias particulares.

Para el siglo XVI, la comida española era una mezcla de diversas culturas que dominaron la península en épocas sucesivas: celtas, griegos, romanos, árabes, judíos, godos y visigodos, por tanto según el Dr. Wheelock " era una constelación de variantes regionales de tipo popular que usaban junto con los productos locales, esencias y especies orientales". Sin embargo la influencia culinaria española tomaría tiempo en establecerse en el nuevo mundo, por problemas de política comercial, de comunicación y transporte.

Entre los platos distintivos españoles, especialmente de las provincias andaluzas, que van a asentarse en nuestro territorio vamos a tener: Las sopas y caldos de "albóndigas", el "picadillo", "sopa de cola", y las "Morongas". En materia de pastelería y dulcería: Polvorones y hojaldres, buñuelos, merengues, las frutas en miel, almíbares y curbasás, arroz con leche, churros, gofios, alfajores, etc.

Sin embargo, aunque en la fusión culinaria no hubo ni vencidos ni vencedores, explica Wheelock en su libro, en la actualidad el "sabor" dominante de la comida nicaragüense es indígena, ya que de cinco condimentos (con excepción de la cebolla) que forma el sabor de la comida nuestra: chiltoma, chile, tomate, achiote son de procedencia prehispánica.

Carlos Mántica, en el libro "Introducción al habla nicaragüense" define algunos rasgos típicos del nica que podrían servir para identificarlo en cualquier parte del mundo

Con relación a la comida:

- Si en tu equipaje encuentran rosquillas, queso duro o chorizos viejanos

-Si te encanto comer con la mano

-Si tomas "refresco" entre las comidas

-Si agitas el vaso de tu trago como sí fuera de pinolillo

-Si antes de comer en tu casa ya comiste tres veces en la calle

-Si después de comer té enjuagás y tiras la buchada al patio

El Dr. Wheelock agrega uno más: si dejas el plato barrido pero no tocas la ensalada.

En un mundo cada día más estandarizado, donde se exalta la superioridad de los países más ricos y se desvaloriza las costumbres de los países menos desarrollados y se imponen patrones culturales y modelos que debemos imitar como "autónomas" sin cuestionamientos; en este contexto, tan paradójico como absurdo, el libro del Dr. Jaime Wheelock Román "La comida nicaragüense" nos obliga a recordar y reconocer lo exuberante que es nuestra cultura, lo original que es nuestra cocina y lo autentico y creativo que es nuestro pensamiento.

Nuestros primeros anglicismos

Jorge Eduardo Arellano

Los lingüistas y lexicógrafos modernos más conocidos de nuestra lengua -Antonio Quilis, en España; J.M. Lope Blanch, en México y Humberto López Morales, en Puerto Rico- manejan un concepto amplio de anglicismo. A saber: no sólo palabras procedentes del inglés, al margen de que sean generales en español y hayan sido aceptadas por la Academia, sino también aquéllas de otras lenguas, pero que han entrado al español a través del inglés y su influencia. Por ejemplo, cuando fue establecido en Nicaragua el Instituto Nacional de Seguridad Social hacia 1958, se introdujo la expresión latina currículum vitae, o simplemente currículum, como relación de títulos, honores, cargos, trabajos, datos biográficos, etc., que califican a una persona. Esta introducción se inscribía en el contexto del proceso modernizador de la administración pública, iniciado con el estudio previo de una misión del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento con sede en Washington D.C.

Pues bien, al enterarse un médico refundido en la mina de Siuna -hoy Región Autónoma del Atlántico Norte- que el recién nombrado director del Seguro Social era su ex compañero de colegio y de estudios universitarios, se trasladó de inmediato en avión a Managua para solicitarle trabajo.

-Cómo no, hermano -le aseguró- sólo dame tu currículum y ya te nombro.

-No me fregués. Yo no soy ningún degenerado para darte mi fundillo -le replicó el profesional minero que desconocía el tecnicismo.

Para mí, la actual incidencia anglómana de Nicaragua no es tan alarmante. Obedeciendo a un momento político, económico y social, el pueblo nicaragüense sabrá adoptar, con su creatividad de siempre, aquellos anglicismos tendientes a cumplir los elementos que señala el doctor Julio Ycaza Tigerino. Es decir: 1) Que no exista en español una voz con significación o acepción igual o semejante; 2) que la voz extranjera no sea de uso limitado restringido, sino general; 3) y que no se encuentre una voz nueva formada por otras voces españolas. Es el caso de blof o ser un blof: expresión coloquial que significa ser falso o poco serio, aunque parezca lo contrario; tomada de mi Muestra selectiva del Nuevo Diccionario de Americanismos: colección de casi mil nicaragüensismos que, a mediados de 1990, facturé en Augsburgo, Alemania, bajo la dirección del doctor Günther Haensh.

En dicha muestra figuran blúmer (bloomer): "calzón o prenda interior femenina" (la braga en el español peninsular), bluyín (bluejean): "pantalón de vestir informalmente, de tela resistente y color azul, lavable según usos ordinarios" (en España se dice, simplemente, vaquero); bómper (bomper): "defensa formada por barras y chapas metálicas que llevan los automóviles en sus partes delantera y trasera para protegerse de los choques (E: parachoques); breque (E: freno): "dispositivo mecánico que sirve para detener la marcha de los automóviles, trenes, bicicletas, etc."; rai (reid) o viajar al rai: "conseguir que el conductor de un vehículo lo traslade de forma gratuita a un lugar" (E: hacer autostop, viajar a dedo).

Mas señalemos nuestros primeros anglicismos, cronológicamente hablando. En 1874, cuando Berendt compiló su diccionario de nicaragüensismos, el habla nicaragüense ya estaba conformada, ofreciendo la riqueza del sustrato náhuatl y, entre más de dos mil palabras, sólo tres préstamos del inglés: truchiman: "persona versada en el negocio de que trata, conocedor del asunto"; triquis: "juego de tablas o dados, el trick-track o bachgammon de los ingleses"; y pana: "bacín de hojalata" (derivada de la palabra inglesa pan). Pero que Carlos Mántica, en su discurso de ingreso a la Academia Nicaragüense de la Lengua (1971), había identificado. Para entonces el español de Nicaragua poseía menos préstamos del inglés que otras lenguas del país, como la mískita, segunda "en espacio territorial y en número de habitantes", según Alemán Ocampo. Esta lengua actualmente ofrece, entre otros muchos, los siguientes nuevos préstamos que transcribo del vocabulario de Ethel Martínez Webster, incluido en su Introducción al estudio de la lengua miskita (1996): glas (vidrio), sugar (azúcar), man (tú y yo), pri (libre; Tasba pri: Tierra libre se llamó una localidad fundada en los años ochenta), rais (arroz), ten (diez), trabil (problema), truc (camión) y wark (trabajo).

El español "nica" del Pacífico, desde principios del siglo XX, había asimilado cotton (algodón), transformándolo en cotona, prenda de vestir que por mucho tiempo usaron nuestros campesinos. Incluso se halla presente en el corrido folclórico La sapita, versión recogida en el barrio de Cuiscoma, Granada, por Ernesto Mejía Sánchez (1946:115): "La sapa estaba cosiendo /para el sapo una cotona, /la sapa que se descuida /y el sapo que se la pone, /¡la cotona!"

Posteriormente, se dieron dos irrupciones anglicistas, cada una impuesta por las ocupaciones norteamericanas de 1912-1925 y 1927-32. Así, diez años antes de ser académico, el doctor Pedro Joaquín Chamorro Zelaya (1891-1952) consignaba la primera de ellas: "Todo el mundo escribe y dice con más gusto sport, tiquete, spleen, interview, kerosine y otras expresiones puramente inglesas". Y era muy popular el sustantivo changuín (ventaja, procedente de chance to win, oportunidad para ganar) a la que recurrían los muchachos en sus espontáneas carreras callejeras (posteriormente, se dijo changuís).

Por su lado, el pueblo granadino hacía una sana chacota de la segunda irrupción en las siguientes cuartetas: "Cuando los gringos pardiez /El canal hagan aquí /En vez de decir sí /Habrá que decir yes. //Y todo seguirá así /Es esto lo que yo creo /Pues para decir yo veo /Habrá que decir ay sí //Ellos nos tienden su red /Y a todos nos tragarán /Y para decirles pan /Habrá que decirles bred. //Diremos tú en vez de dos /Quichen en vez de cocina /Y haremos como gallina /Para decirles reloj. //Diremos airon por hierro /Ay drink en vez de yo tomo /Y para decirles cómo /Habrá que volverse perro /Y otra cosa pero nos toca / Que no habremos de fumar /Porque siempre habrá que andar /Con la mascada en la boca".

En la misma dirección -observó Luis Cuadra Ceas (1951: 6)- "nuestros paisanos desenglanizan nombres y frases. Coolidge (apellido de un Presidente estadounidense) es Culis." Y también Culiche, de acuerdo con el primer cuarteto del siguiente corrido que rescató Wilmor López de don Pedro Joaquín Vado Madrigal, quien se lo aprendió en 1930: "Nicaragua a principio de febrero /mandó Culiche dos mil americanos, /dos mil soldados, trescientos aeroplanos /que a Chinandega vinieron a incendiar".

Luego el doctor Carlos Cuadra Pasos planteó que los vocablos de origen inglés Crike (creek) y Suampo (swamp) usados en la Costa Caribe -dominada secularmente por la Gran Bretaña- deberían figurar en el Diccionario oficial de la Academia. Para Carlos Mántica, ambos, con espeque (spike), butaca (buttocks), pana (pan), pichel (pitcher), ponche (punch) y wachiman (wachman) que se pronuncia uachimán, y dos más (ya enumerados en esta glosa: chance y clinche corresponden a los anglicismos de Nicaragua más antiguos). Años después, críke y suampo fueron incorporados al DRAE.

No se recomendaron para dicha incorporación el vocablo hinterland -hoy suena sofisticado- que utilizó Pablo Antonio Cuadra en el glosario de sus Poemas nicaragüenses (1934: 124) al describir la región política-administrativa de Chontales: "Departamento prodigioso de Nicaragua, verdadero hinterland de pastales y hierbazales y de inmensos ríos, poblado de innúmeros ganados..." Tampoco fue el caso de otro vocablo: torti que Julio Ycaza Tigerino, mucho antes de ser abogado y académico, escuchó a un creole en Corn Island durante su confinamiento político en 1940.

-Torti, torti -ofrecía en venta el nativo de color, creyendo el confinado, en un principio, que se trataba de tortilla.

En realidad, el hablante del inglés criollo quería decir therty, o sea: vender un pescado en treinta centavos de córdoba, moneda que entonces estaba casi en paridad con el dólar. Pero esa lengua, como lo ha señalado el mismo Ycaza Tigerino, posee un marcado carácter dialectal. Con todo, ha dejado al español de la Costa Atlántica el vocablo sontin (some thing: alguna cosa): un brebaje que se da al hombre para quedar seducido de una mujer.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Por Carlos Mántica
2004

Del jardín se levantó un enorme enjambre de ángeles, como hojarasca llevada por el viento. Vuelan en todas direcciones entre risas y gritos de júbilo como niños entrando a recreo. Unos entran y salen de la tumba vacía. Una y otra vez se asoman como para cerciorarse de que no están soñando. No les dieron permiso de asistir a la crucifixión y todavía les parece mentira ver al chavalito aquel que encontraron en el pesebre y que anunciaron a los pastores, coronado ahora de gloria y majestad, y convertido en Señor de cuanto existe.


No saben si reír o llorar de gozo. Los Querubines revientan flores y se las tiran unos a otros entre risas. Persiguen golondrinas para anunciarles la Buena Nueva. Se asoman a las ventanas y a los sueños de los niños para contarles lo sucedido. El clamor ensordecedor de las trompetas sube hasta el cielo, penetra por sus puertas rotas y abiertas ahora para siempre, ( porque la cruz es una puerta rota ) y desciende acompañado de cantos, que proclaman:


Dios vive ahora entre los hombres. Vivirá con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. ( Apoc. 21)


En la locura de su entusiasmo unos serafines se atrevieron a tocarlo, aunque todavía no ha subido al Padre, e irrespetuosamente se lo llevaron en hombros a casa de María quien, después de tres días de insomnio se ha quedado dormidita. (Los ángeles se hacen señas poniendo el índice sobre los labios para que nadie ose despertar a la Reina.) Mil veces durmió al niño en sus brazos cobijándolo con su sonrisa, hoy despertará de su dolor dormido acunada en el más dulce abrazo de su Padre, de su Hijo y de su Esposo.


Serán ellos quienes le lleven la noticia. Nadie debe adelantárseles. Ni Gabriel, el Mensajero de la Anunciación: Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» (Anda que lo pellizcan y no lo siente.)


Ya Magdalena, María la Madre de Santiago y Salomé fueron a anunciar a los Apóstoles que el sepulcro está vacío. "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto." Pedro y Juan no tardarán en llegar junto con la de Magdala que anda destrozada . El Señor buscará a los once esta tarde donde continúan reunidos, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos.


Después, los ejércitos del cielo escoltarán al Ray al Hades para liberar a los cautivos. Dirá el Señor a Adán:


" Despierta, tú que duermes, pues Yo no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues Yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levántate imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí, porque yo en ti y tú en mí, formamos una sola e indivisible persona. Por ti Yo tu Dios me he hecho tu hijo. Por ti Yo tu Señor, he revestido tu condición servil. Por ti Yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al abismo....


Sólo Miguel está callado y pensativo. Los demonios se muerden de rabia y atacan a indefensos animales. Sus alaridos sacuden el desierto. Rondan como león rugiente buscando a quien devorar. Saben que han sido derrotados para siempre, pero quizás pueden todavía recuperar a los que no se cubren con Su sangre derramada. Recordó entonces las palabras de El Señor:


Acuérdense de lo que les dije: el siervo no es más que su Maestro. Si a mí me han perseguido, también los perseguirán a ustedes.


La batalla ya está ganada pero la lucha continuará todavía por un tiempo.... Menos mal que habrá también un ejército de hombres acompañándolos.


Esta es su Misión:

Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues y haced discípulos de todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado.

Esta la Promesa:

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. ( Mateo 28:19-20)

Y este su destino:

(Padre, )Yo les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como Tú y Yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguemos a ser perfectamente uno y así el mundo pueda darse cuenta de que tú me enviaste, y que los amas tanto como me amas a mí. Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy, y que contemplen la gloria que tú ya me das. ( Juan 17:22-24).


¡Amén!

Carlos Mántica y ‘El Cuecuence o el gran sinvergüenza

Jorge Eduardo Arellano

El Cuecuence o el gran sinvergüenza. Edición, traducción, vocabulario, glosas y lecturas paralelas de Carlos Mántica A. Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, 2001. 134 p. (Serie Raíces, v. 2).

Esta aquilatada obra de nuestro mayor güegüensista retoma una labor iniciada en 1966, cuando publicó en La Prensa Literaria su ensayo de interpretación etimológica del título (El Güegüence) de la comedia bailete en español-náhuatl de Nicaragua que en 1883 había dado a conocer en Filadelfia el filólogo norteamericano Daniel G. Brinton. Desde entonces, partiendo de una apreciación acertada de éste sobre el protagonista (“que podía ser llamado cualquier cosa menos respetable”), Carlos A. Mántica descubrió la verdadera raíz de Güegüence: cuecuetzin (travieso, retozón) en náhuatl clásico, y no huehuetzin (viejo respetable). “No es la vejez lo que caracteriza al Güegüence sino su picardía” —puntualizaba en dicho ensayo, inserto poco después en la edición que consagró al Güegüence o Macho Ratón en la revista El Pez y la Serpiente (invierno, 1968-69). Modelo de acuciosidad, en virtud de una entusiasmada y sostenida afición al estudio del náhuatl, esta edición renovó el conocimiento de nuestra pieza colonial, cuyo protagonista ha sido elevado a rango idiosincrático de nuestro pueblo.

En ese proceso intelectual, la figura clave no es sino la de Pablo Antonio Cuadra, quien en el Cuaderno del Taller San Lucas (1942) incorporó El Güegüence a nuestra historia cultural, rescatándolo de la arqueología literaria americanista del siglo XIX y de la tradición oral o fragmentaria supervivencia folclórica. Pero este rescate no hubiera sido posible sin el doctor Emilio Alvarez Lejarza (1884-1969), la mayor autoridad del tema en los años cuarenta. Este investigador fue el primero que realizó una “paráfrasis castellana” moderna basado en la edición príncipe, además de elaborar un glosario y descubrir tanto un manuscrito del siglo XVIII (el más antiguo y aún sin compulsarse) como las catorce partes musicales que lo acompañaban, las cuales se transcribieron en el mismo Cuaderno del Taller San Lucas bajo el título de “Alegres sones del Macho Ratón Caribe”.

Posteriormente, hasta el número monográfico de El Pez y la Serpiente a finales de los sesenta, El Güegüence tuvo versiones más flexibles pero descuidadas, como las de Francisco Pérez Estrada (1946) y José Cid Pérez (1964); un ordenado resumen de toda la información que se tenía en el ensayo de Alberto Ordóñez Argüello (1952), aparecido en la prestigiosa Revista de Guatemala; más una alusión a su “carácter fálico original” del argentino Clemente Hernando Balmori (1955) en la “Introducción” a otra pieza teatral bilingüe (La conquista de los españoles, en quechua-castellano).

También al difundirse la traducción de Mántica, ya Cuadra se había apropiado del Güegüense (el personaje) como construcción discursiva del nicaragüense hegemónico (el del Pacífico).

Es necesario referir tales antecedentes para valorar el aporte significativo de Mántica como traductor. Primero al español de la introducción, el vocabulario y las notas de Brinton en inglés (editio princeps que obtuvo microfilmada de la biblioteca del Museo Nacional de Antropología de México). Y segundo, al español nicaragüense de nuestros días del original: el manuscrito (transcrito por Brinton en su libro) del alemán Karl Herman Berendt, datado de 1874 y resultante de la fusión de dos copias localizadas entre los papeles del primer lingüista nicaragüense Juan Eligio de la Rocha (1815-1973). “En esto difiere de las versiones anteriores, que se conformaron con traducir al castellano la versión inglesa de Brinton” —señaló el mismo Mántica en la “Presentación” correspondiente.

Con esta traducción del original en la lengua mixta de los indios y mestizos de la Nicaragua colonial, más tarde bautizada por Mario Cajina Vega como españáhuat, Mántica aclaró —de una vez por todas— que El Güegüence sólo contenía una palabra en mangue y dos de origen incierto. Y con la del estudio de Brinton esclareció el proceso del habla nicaragüense a través de la nahualización del español, aprovechado por él mismo en su obra fundamental sobre la materia, cuya primera edición se publicó en 1973.

Dos años después, en el marco de una extensa polémica —que produjo un “redescubrimiento” de la obra a varios niveles— aplicó su teoría del náhuatl oculto en un nuevo ensayo: “El hilo azul y los dobles sentidos del Güegüence” (La Prensa Literaria, 10 de mayo, 1975). De cuatro tipos diferentes (del náhuatl al náhuatl, del castellano al castellano, del náhuatl al castellano y del castellano al náhuatl), resultaban “evidentes para quienes conocen algunos rudimentos del idioma náhuatl”. Al mismo tiempo, ubicó El Güegüence dentro del “género literario llamado Cuecuechcuicat, canto quisquilloso como traduce Durán”.

Tal es el punto de partida de esta edición de la Academia Nicaragüense de la Lengua —cuidada por su Secretario de Publicaciones Francisco Arellano Oviedo— a la que no se le puede pedir más. En realidad, es la mejor que se ha logrado del clásico nacional, incluyendo la de Hispamer (1998) que contenía, aparte de una traducción actualizada: 1) una breve presentación de la trama, personajes y elementos, reproducida de la traducción que Mántica hizo en 1968 del libro de Brinton; 2) un ensayo de Pablo Antonio Cuadra sobre El Güegüence como personaje (el capítulo de su libro El Nicaragüense), su papel en el desarrollo de nuestra habla y en la creación de mitos, siguiendo la línea mestizófila del movimiento de vanguardia; y 3) un nuevo ensayo del propio Mántica acerca del entorno histórico, ampliamente documentado, que conduce a precisar la escritura de la obra a partir de 1675 recogiendo un escenario que persistió en la zona desde 1635.

Mántica fue claro al respecto: “Entiéndase bien: No afirmo en manera alguna que El Güegüence, tal y como lo conocemos hoy, haya sido escrito entre 1675 y 1725. La versión que ha llegado hasta nosotros ha sido fruto de una larga evolución y de cambios y adiciones en los que intervinieron muchas manos. Afirmo que el escenario político, económico y social que describe, es el existente en Nicaragua desde más o menos 1635”.

Inobjetable e íntegro, este aporte de Mántica (difundido a principios de los 90), constituye uno de los capítulos del Estudio preliminar a su nueva traducción (la misma, en sustancia, pero con novedosos descubrimientos etimológicos); los otros dos corresponden a los títulos siguientes: “El Cuecuence, un Cuecuechcuicatl” y “¿Quién fue su genial autor?”. Luego, en tres columnas, ofrece el original (en manuscrito de Berendt) y su traducción, parlamento por parlamento; un nutrido Vocabulario y unas glosas oportunas, más unas “Lecturas paralelas” tomadas de importantes fuentes documentales y bibliográficas. Finalmente, “remata” con un apéndice: “Evolución y permanencia de la lengua náhuatl en Nicaragua” (investigación ya publicada en el boletín Lengua que es compendio actualizado de su aplicación de nahualista) y una sucinta bibliografía.

En otra oportunidad, de acuerdo con el deseo de Mántica, apuntaremos las inquietudes que despiertan sus aportes surgidos de una profundización en el texto y en las circunstancias históricas que lo condicionaron, y que sin duda abren “toda una nueva perspectiva con respecto a su carácter de teatro de protesta” (pág. 7 de la “Introducción”). Por el momento, sólo celebramos la trascendencia de su aparición.